El 22 de agosto se cumplieron 65 años de un hecho de gran importancia
para la historia de nuestro movimiento peronista y de nuestra Nación:
el renunciamiento de Eva Perón al cargo de Vicepresidenta, cargo con el
cual el Presidente Juan Domingo Perón quería investirla en las
elecciones de 1952.
Frente al entonces Ministerio de Obras
Públicas, un multitud nunca antes vista, conformada por el pueblo
argentino y peronista, presenció otra actitud de Evita que la refleja
como el máximo símbolo de verdad y
sinceridad, y caracteriza su unión intrínseca con el pueblo, al
explicarle al pueblo la causa por la cual renunciaba a tal honor:
“Compañeros: Yo no renuncio a mi puesto de lucha, renuncio a los
honores… todo lo que hice no fue nunca para ocupar ninguna posición
política en mi país. Yo no quiero que mañana un trabajador de mi patria
se quede sin argumentos cuando los resentidos, los mediocres que no me
comprendieron ni me comprenden, creyendo que todo lo que hago es por
intereses mezquinos…, se los reproche”
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